Mi confrontación con la docencia
  Por: Miriam Cristina Álvarez Hernández 
   
              Mi profesión de origen es Lic. en psicología, egresé hace 3 años, lo cual como se puede saber, mi experiencia es corta. Comencé trabajando en mi área desde antes de salir de la carrera, desde un call center hasta aplicando encuestas para el Consejo Nacional de Población e INEGI, dentro del ámbito de adicciones y violencia hacia las mujeres, algo lejano de lo que en realidad era mi sueño. 
  Cuando entré al área educativa, descubrí en la educación un mundo en donde encontré mi verdadera vocación, realizando prácticas dentro de la psicología, pero aun lejos de la docencia. 
  Al salir de la carrera trabajé para la Secretaría de Educación, Cultura y Deporte en León, en la cual participé en el proyecto Feria Vocacional y Profesiográfica, en la coordinación de talleres vocacionales, una experiencia que me marcó pues me dejó muchos aprendizajes y mucha claridad entorno a mi práctica como psicóloga, pues descubrí la importancia de la importancia del autoconocimiento en la elección vocacional y en el logro de un plan de vida para la realización personal.
   
  Al terminar este proyecto, trabajé para el departamento psicopedagógico de una escuela también en León, pero por poco tiempo, entonces surgió la propuesta de hacer un interinato para SABES, en Video Bachilleratos de el municipio de Celaya y fue ahí donde comenzó este viaje. Estuve en este lugar por más de 4 meses cuando me ofrecieron cubrir un lugar en centros de Dolores Hgo. y San Diego de la Unión, y es donde actualmente tengo mi base. 
   
  Realmente la iniciación como docente no fue una decisión personal, puesto que esta es una de las funciones que desempeño dentro del departamento, en ocasiones siento esta actividad, como tener dos camisetas al mismo tiempo la de psicóloga y la de maestra, lo cual me hace reflexionar la gran responsabilidad que tengo en mis manos y las grandes cosas que puedo lograr a través de ella en mí y en otros.
   
  Para mí ser docente en educación media superior ha significado un reto, principalmente porque no pierdo de vista el significado de esta etapa, el de “preparar para...”, para la vida, para ser. La formación humana en ocasiones no es reconocida en el sentido de que se toma como una materia “de relleno” y que cualquiera puede impartir, lo cual en ocasiones me enoja y entristece porque en sí la esencia de la escuela es que el alumno aprenda habilidades en todos los sentidos no por nada se le llama educación integral.  
   
  En la experiencia que hasta ahora tengo como docente, la insatisfacción la he sentido en todos los lugares menos dentro del aula con los alumnos, la percibo en la burocracia, en la falta de apoyo, en la pérdida del objetivo dentro de los sindicatos, en la falta de visión hacia el trabajo del psicólogo.
   
  La satisfacción se hace presente día a día, con cada actividad grupal, con cada charla con alumnos, con el trabajo con padres de familia, he aprendido que construyo el conocimiento junto con ellos y que por lo mismo me debo a mi misma la preparación y actualización constante para poder seguir aportando a la educación para que sea realmente de calidad.